Hidratación

¿A qué se refiere? La Hidratación es el consumo suficiente de agua para mantener el grado de humedad normal en los tejidos del cuerpo.

Para estar sanos, es necesario realizar una actividad física adecuada a nuestra edad y a las condiciones específicas de cada persona, alimentarnos de forma equilibrada y estar bien hidratados, pues la práctica del ejercicio conlleva una aumento de la sudoración y por lo tanto un incremento de la necesidad de agua en nuestro organismo, por ello, es muy importante beber agua antes, durante y después de la práctica de deporte, un ejemplo de ello es el realizamiento de un partido de fútbol, en donde, aproximadamente se pierde 1,5 litros de agua.

Pero aun con ello, no debemos olvidar que las necesidades hídricas pueden variar en cada individuo de acuerdo con diversos factores como: la edad, el sexo, la intensidad y duración de las posibles actividades físicas que realicemos, las altas temperaturas y la humedad ambiental, el tipo de ropa y la tasa de sudor individual de cada persona. Todos estos factores condicionan la cantidad de agua que deberíamos beber diariamente.



Pero si no se repone el líquido perdido durante el desarrollo de una actividad física, o deporte, se llega a un estado de deshidratación que puede desembocar en efectos secundarios que disminuyen nuestro rendimiento físico, produciendo graves consecuencias para nuestra salud, como:


  1. La falta de oxígeno a nuestros órganos.
  2. El agotamiento del cuerpo, la pérdida de fuerza y resistencia muscular.
  3. La perturbación del correcto funcionamiento del organismo.
  4. Perdida del apetito.
  5. Malestar corporal y fatiga.
  6. La falta de concentrarnos.
  7. Sufrimiento de somnolencia.
  8. Mayor riesgo de caídas.
  9. Propensión a infecciones del tracto urinario.
  10. Aparición enfermedades dentales.
Todos estos son indicadores de deshidratación, indicándonos el tipo de deshidratación que tenemos, que son:

DESHIDRATACIÓN LEVE

La sensación de sed es ya un síntoma de alerta que activa nuestro propio organismo para indicarnos que el cuerpo está deshidratado. Este síntoma puede ir acompañado de pérdida de apetito, malestar, fatiga, debilidad y dolor de cabeza, y supone la pérdida de entre el 1% y el 5% de nuestro peso corporal.

DESHIDRATACIÓN MODERADA

Tener la piel seca o con pérdida de elasticidad, escasa producción de orina o que ésta sea de un color oscuro, son síntomas que nos indican que nuestro organismo ha perdido entre un 6 y un 8 % de nuestro agua corporal.

DESHIDRATACIÓN SEVERA

Sentir espasmos musculares, problemas de equilibrio, confusión mental, dificultad para hablar, así como aumento de la frecuencia cardíaca y de la temperatura, nos indican que el organismo ha perdido entre un 9 y un 11% de nuestro agua corporal.

Por ello si no queremos deshidratarnos la mejor forma es:
  1. Beber abundante agua.  La cantidad que deberíamos consumir de agua para el buen funcionamiento del organismo sería un mínimo de dos litros de agua diarios.
  2. Tomar variedad de bebidas: además de agua, beber infusiones, refrescos, zumos, lácteos, bebidas vegetales, etc.
  3. Consumir alimentos con agua, como frutas y vegetales.
  4. Evitar el alcohol, ya que tiene un efecto diurético.
  5. Evitar la cafeína, ya que pueden resecar el organismo.
  6. Tomar poca sal, ya que aparte de provocar sed, también provoca hipertensión y problemas cardíacos.


Al hidratar tu cuerpo de forma correcta, esto produce una serie de ventajas como el mantenimiento de la salud, evitar lesiones, diluir mejor las sales minerales, que el cuerpo absorbe fácilmente, mejorar la circulación sanguínea, entre otros.
Es decir, al escuchar a nuestro cuerpo cuando nos pide agua, al entender que la sensación de sed es la forma que tiene de pedirnos líquido, y darsela, hace mejorar no solo nuestro estado físico, sino, mental, y nos hace darnos cuenta de la importancia de mantener nuestro cuerpo hidratado, tanto, cuando tenemos sed como si no y de ingerir la cantidad de agua adecuada diariamente, como la frecuencia y modo correcto de ingerirla. Así como asegurarnos de la calidad del agua que bebemos para tener unos hábitos de hidratación saludable.








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